El santo bajó del “ring-side” al equipo santiagueño (quedó afuera del endecagonal) con lucha, sacrificio y actitud cuando el factor recio del partido lo demandaba, y desplegando por momentos un juego colectivo atildado que sacó a relucir por varios intervalos, pese a la insistente lluvia y al campo mojado. Pero las cosas no fueron fáciles en el principio. Pese a ponerse de arranque la “pilcha” de protagonista, las desaveniencias defensivas no tardaron en llegar, como tampoco las dos chances más claras del ferro que podían haber abierto el marcador: un remate de Scacerra que se le escurrió a Pedroso y un bombazo a quemarropa de Sequeira, donde esta vez se lució el uno.
Pero la férrea estructura del equipo de Ragusa se fue desmoronando de a poco, a medida que se acrecentaba la confianza de un santo que no estaba dispuesto a “rifar” en Salta sus chances de clasificar. Y terminó de desintegrarse con el primer gol: una letal acción colectiva de gran factura que inició Noce, continuó Triverio con un taco de lujo y finalizó Aguirre, que encontró a Caffaratti a contrapierna para mandarla a guardar. Era el 1 a 0 que estuvo a punto de ensancharse minutos después, cuando Triverio marró increíblemente tirándola a las nubes, solo frente al arquero tras una habilitación perfecta de Prieto. La visita se desmembraba en cada ataque antoniano y Juventud se floreaba por momentos, a la espera de encontrar el espacio justo para asestar su golpe de nocaut, que llegó tras una perfecta asistencia de Acosta a Aguirre, que Nico completó con un infalible pase a la red.