La iniciativa se llama “Separemos Juntos” y se trata de un programa de la Municipalidad de Salta y Agrotécnica Fueguina, la empresa recolectora de residuos, que propone que los salteños de la capital incorporen, como un hábito diario, la separación de la basura.
El Tribuno recorrió los siete barrios en los que se aplica esta iniciativa. Los vecinos manifestaron su adhesión a la nueva practica además de alentar la ampliación de la cobertura del programa en el resto de la ciudad. Sin embargo, la mayoría desconocía el destino final de los residuos y a quiénes ayuda esta tarea de separación.
El programa tiene dos objetivos: uno es el ambiental que busca enterrar menos cantidad de basura y el otro es social, vinculado a ayudar a las personas que trabajan en recuperar residuos y que hoy están nucleadas en cooperativas recicladoras. En la actualidad hay tres y suman en total 141 personas. Ellos son los que trabajan con los residuos y que separan la basura de los vecinos que se suman a la iniciativa.
Normando Zúñiga, subsecretario de Servicios Públicos de la Municipalidad dijo a este medio que hay posibilidad de extender el programa a otras zonas, pero para ello “hay que controlar y mantener en un 60% o 70% la efectividad en las zonas en las que hoy se aplica el programa”.
Destacó que lo primordial es lograr un cambio en el comportamiento del ciudadano y lo calificó “como un trabajo exhaustivo”.
Liliana Rivero es la presidenta de la cooperativa Recuperadores de Residuos de Salta, una de las tres cooperativas que trabaja con los residuos secos. “Para nosotros es buena la idea porque en algunos casos la basura casi llega separada y además es más seguro y más limpio”, explicó Rivero, una mujer que hace más de doce años trabaja en el basural.
Mónica Zannier, presidenta de CEOS Sol, una ONG salteña dedicada a cuidar el medio ambiente explicó a El Tribuno: “Las personas cada vez consumimos más y ahí también están incluidos los recursos. Lo que podemos hacer es empezar a controlar nuestro tacho de basura; separar lo orgánico de lo inorgánico”.
Yo sí separo la basura en casa
“En casa nos sumamos desde el principio y la idea me parece muy buena. El servicio de recolección es bueno”, relató Graciela, dueña de un almacén en barrio Los Profesionales, quien dijo que desconocía cuál era el destino de los residuos secos.
En Ciudad del Milagro los vecinos contaron que la respuesta de la gente es buena. “Veo que la iniciativa tuvo muy buena recepción. El tema es que no se conoce el proceso” contó Juan mientras que Ramón, un adolescente de ese mismo barrio agregó: “Lo ideal sería que todos lo hagan. Esto facilita la recuperación de los materiales que sí se pueden reciclar”.
El programa se implementó en junio de 2011 y hasta ahora recolectó 652 toneladas de residuos secos entre siete barrios de la ciudad.
La recolección se hace tres veces por semana: lunes, miércoles y viernes con un circuito de camiones color naranja que dispuso la empresa recolectora.
Un trabajo duro
En septiembre el programa recolectó más de 48 toneladas (tn) por los barrios y 1,52 tn en las campanas naranjas.
Según los datos obtenidos, en el verano prevalecen más los plásticos y en invierno, el cartón.
En la semana los integrantes de las cooperativas separan los residuos y según el monitoreo de la Subsecretaría de Servicios Públicos, por semana se recuperan aproximadamente unos 6800 kilos de cartón; 2700 kilos de papel de archivo; unos 6800 kilos de papel de diario; otros 3 mil de plástico y 7000 de vidrio mezcla.
El subsecretario de Servicios Públicos de la Municipalidad, Normando Zúñiga explicó que no se junta la misma cantidad de residuos secos todos los meses y no siempre prevalece el mismo material. Los trabajadores que integran las cooperativas de recuperación de residuos son los que manipulan la basura reciclable. Lo hacen manualmente.
Ellos dividen la jornada en tres turnos y solo entre las 16 y hasta la medianoche, cada trabajador clasifica los residuos secos. Los colocan en bolsones y así separan el cartón, el metal, el papel de archivo que es el papel de diario y el papel blanco. También separan el vidrio por color, el Tetra Brick, las telas como el nylon, etc.
Liliana Rivero, presidenta de una de las tres cooperativas comentó que el galpón destinado para hacer esta separación hace unos días se incendió y se estima que en 30 días se reconstruirá la estructura.
“Lo que cada persona junta depende de su ritmo de trabajo; en promedio por semana una persona puede juntar unas 15 o 16 toneladas de plástico y puede llegar hasta 21”, comentó Rivero quien agregó que la venta de la materia prima se hace de manera individual y durante los sábados cuando hay poco material o los viernes y sábados cuando hay muchos kilos acumulados.
Zúñiga aclaró: “Los materiales recuperados en general no se acopian por más de una semana por una cuestión de espacio y de seguridad porque el material se transforma en carga de fuego y además está la necesidad del ingreso como recurso económico para cada cooperativa”.
El trabajo no es sencillo, al contrario, es duro y sacrificado, así lo calificó Liliana, quien sostuvo que la separación de los residuos es una ayuda porque es más seguro el trabajo y la basura viene más limpia.
“Con este programa noté que prácticamente todo lo mandan separado por ejemplo el cartón separado del vidrio”, relató Liliana. El trabajo en el resto de los turnos significa estar en la trinchera, es decir a lado de las máquinas que esparcen la basura y allí cada trabajador hace la recuperación y la clasificación a mano.
Promover el reciclado
La fundación Ceos-Sol trabaja hace 15 años promoviendo el cuidado del medio ambiente.
“Educar a los niños en esta materia es una prioridad”, consideró Mónica Zannier, presidenta de Ceos Sol quien mencionó que a través de los niños se multiplica el mensaje.
Zannier consideró de suma importancia tener este acercamiento con los niños y por eso dictan charlas en las escuelas públicas y privadas sobre los buenos hábitos que hay que adquirir para mejorar la relación con el medio ambiente.
Hoy Ceos-Sol tiene más de 500 convenios institucionales que incluyen a centros vecinales, escuelas, clubes deportivos, grupos scouts, etc.
La idea es que las instituciones junten materiales reciclables y a cambio se alcanzan los objetivos de cada institución.

