El santo sigue bien posicionado en el torneo, pero el equipo como local no alcanzó a rendir como quiere su gente.
El equipo de Juventud Antoniana, a pesar de ganar, aún tiene una materia pendiente, ya que no puede ser que termine sufrimiento ante su público, como sucedió en los dos últimos partidos que jugó en el estadio Padre Martearena.
Anoche el santo frente a los misioneros careció de patrón de juego. Los trabajos individuales disimularon la falta de equilibrio en todas las líneas.
Los centros para los cabezazos del Huracán Tabares fueron una fórmula repetida que se proyectaba lejos del arco de Guaraní. Por ahí Germán Cáceres lograba precisión en los pases, aunque sus compañeros de la zona media no interpretaron cómo resolver cada entrega y la pelota iba a parar en poder de los jugadores contrarios.
De todas maneras, la encomiable entrega de Enrique Triverio establece otro punto de referencia para redondear una victoria más en el torneo, que a fin de cuentas, para muchos, en este momento lo que más importa es ganar.
Como excusa por ahí aparece que cuando se juega de visitante la entrega de los jugadores antonianos es otra y nada que ver con lo que sucedió últimamente.
Por lo tanto, queda corregir en el trabajo de la semana los desacoples que evidenció Juventud jugando en Salta, ya que frente a Talleres de Córdoba y San Martín de Tucumán no hubo reproches,
Será necesario entonces mostrar una mejoría como local para que el equipo comience a mirar el futuro desde otra perspectiva, y para eso todavía quedan varias fechas, en las cuales ya no puede dar más ventajas ni cometer errores.

