La vuelta al triunfo después de once partidos sin conocer el éxtasis de la victoria, que le vale abandonar el último puesto de la tabla de posiciones luego de tres fechas de padecer el abismo, no podía ser de otra manera. Aquel estigma de sufrimiento, aquel rasgo distintivo, ese ADN que Gimnasia y Tiro lleva consigo como un sello ineludible, aquel karma de padecimientos históricos de pesadillas que terminan y otras que vuelven a comenzar no podía ser correspondido por mejor guión, ese cuya temática central es el sufrimiento para lograr un objetivo.
Gimnasia sufrió, incluso más de lo necesario, para vencer anoche por 1 a 0 a Chaco For Ever (con un gol de penal de Leandro Zárate) en la última cita del año del albo con su gente en el Gigante del Norte, que le valió para abandonar por fin el último lugar de la tabla, que ahora pasa a corresponderle al reciente derrotado. Y el albo sufrió más de lo necesario porque tuvo argumentos para liquidarlo antes de tiempo o como para no sufrir contratiempos, ya que la expulsión de Villarreal, a los 22 min del complemento, fue un factor atenuante para las intenciones del local. Gimnasia ganó -sin brillar pero con justicia- en el juego que le impuso su rival, el de la lucha, pero también sustentó su victoria en cuatro puntales: el arquero Martín Perelman (salvó su arco en dos tiempos tras potentes remates de Barlessi y Visconti luego de un yerro garrafal de Suso en el área; la solidez defensiva (el Bocha Rodríguez fue el abanderado de un trabajo defensivo que no se vio complicado por la enjundia chaqueña); la buena labor de Matías Ceballos y otra demostración de garra y sacrificio de la Chancha Zárate, quien volvió a intimidar y a raspar en todos los sectores, además de ser el autor del único gol del encuentro, tras un penal de Villalba a Chaves en el área, a los 29 min del primer tiempo, que el 9 cambió por gol.
El albo arrancó errático e impreciso, como contra Juventud, pero logró sintonizar en el partido y mostró su mejor versión en los últimos quince minutos de cada tiempo; sobre todo en el complemento, cuando supo aguantar con fútbol y recursos a un Chaco que arremetía como una tromba con un jugador de más.
Pese a las falencias de un equipo con mucho por mejorar y cuyo presente en la tabla así lo refleja, el albo logró un triunfo clave para salir del fondo y comenzar, de a poco, a asomar la cabeza. Y para aniquilar los fantasmas que cada tanto sobrevuelan en la Vicente López.