Damián Lizio, Bruno Bianchi y Pablo Magnín marcaron los tantos del conjunto tatengue. El uruguayo Santiago Silva descontó para el conjunto de Carlos Bianchi, que perdió por segunda vez consecutiva en el certamen, antes fue el 0-2 con All Boys, en Floresta. Cuando el retorno del ídolo máximo de la entidad de la ribera parecía enmarcar la fiesta, Unión, que atravesaba una crisis de resultados que parecía no tener fin, se llevó un triunfo valioso y merecido.
El equipo del Colorado Facundo Sava se impuso desde el arranque, y golpeó de movida con una perfecta definición de Lizio, quien elevó la pelota por encima de la cabeza de Agustín Orión, tras una muy buena pared con Andrés Franzoia, el otro delantero que provocó estragos en una endeble defensa xeneize.
Pero Unión estaba dispuesto a seguir atacando y así continuó lastimando. Un remate ajustado de Bruno Bianchi significó el segundo gol y las muecas de incredulidad se tornaron en fastidio en la mayoría de los rostros de los simpatizantes boquenses.
Con agresividad y dinámica en la mitad de la cancha y rapidez para transitar los últimos metros, el conjunto santafesino le dio una verdadera lección al fondo local, en donde los desacoples entre Matías Caruzzo y Guillermo Burdisso se hicieron notorios. Y Boca, como ocurrió muchas veces, dependió casi en exclusiva de la capacidad de un Riquelme, que volvió a tomar contacto con el balón, en forma oficial, después de ocho meses.
El Diez fue de menor a mayor y jugó los 90 minutos, cuando la prudencia hubiese recomendado, tal vez, otra cosa. Pero Román, con buena compañía de Cristian Erbes en la mitad de la cancha, no pudo erigirse en el eje del circuito futbolístico xeneize.
Apenas comenzada la segunda parte (ya había ocurrido en el primer período con un disparo cruzado que salió apenas afuera), Riquelme mostró sus credenciales y remató alto, originando una de las pocas chances que Boca tuvo para descontar.
En una contra, Unión liquidó el pleito, con un remate de Franzoia, que pegó en la base del poste y con un Pablo Magnín que impactó para poner una distancia inimaginable pero por demás merecida.