Sandra Chaves está condenada por el homicidio de su marido, si bien ella sostiene que es inocente y su caso llegó hasta la Corte Interamericana de Derechos Humanos.
Angela Arias creció en la misma casa que la madre de Sandra. Tiene 62 años. Sufre una insuficiencia renal crónica y su estado es delicado.
El vínculo de cariño entre ambas se afianzó en los últimos años, durante las constantes vistas al penal de Villa las Rosas que hizo la mujer ahora enferma. Sandra, de 45 años, dice que siempre quiso a Angela como una tía. “Ella nunca me abandonó, hasta hoy sigue haciendo la cola para verme a la cárcel”, contó.
A principios de marzo se hicieron los estudios médicos que determinaron que las mujeres son compatibles.
El viernes, el juez Juan Canavoso firmó la autorización que faltaba para que se realice la intervención.
La Justicia debe dar su permiso para que se haga el trasplante cuando el donante y el receptor no son familiares. Esto es así para prevenir la venta de órganos. Canavoso consideró que quedó probado que la decisión de Sandra Chaves está basada en el afecto y en motivos altruistas.
El magistrado destacó que no hay razones que permitan cuestionar la determinación de la mujer. Además remarcó en su resolución que las dos fueron informadas sobre los riesgos de la intervención y las posibilidades de que no sea exitosa. En el caso, ya habían dado su dictamen favorable un perito médico y una psicóloga del Poder Judicial de Salta.
Los trámites judiciales se hicieron con la representación de la defensora oficial Natalia Buira, quien destacó la solidaridad de la mujer presa.
Ahora solo resta hacer algunos estudios para confirmar que Sandra Chaves está en las condiciones de salud necesarias para la intervención.
A Angela no le funciona ninguno de los dos riñones y está desde 2012 en la lista de espera del Incucai.
La intervención debe hacerse en el hospital Arturo Oñativia, que cuenta con equipos especializados en el tema.
El juez Canavoso también pidió que en el penal de Villa las Rosas se hagan los tratamientos prequirúrgicos y se garanticen los cuidados necesarios después de la operación.
Una sentencia a prisión perpetua
Sandra Chaves fue condenada por el homicidio de su marido, José Medina, asesinado en 1995.
Por el caso también fue sentenciado el papá de Sandra, Marcos Chaves, a quien acusaron de haber actuado en complicidad con ella.
A Sandra Chaves la detuvieron varios años después del crimen. La mujer sostiene que es inocente, que la declararon culpable sin las pruebas necesarias y que no se respetaron las garantías del proceso.
Su planteo llegó a la Corte Interamericana de Derechos Humanos, que debe revisar la causa este año para ver si la condena tuvo los fundamentos suficientes.
En diciembre de 2012 murió la madre de Sandra, Rosa Guantay, que sufría cáncer de ovarios. Angela Arias, la mujer que ahora necesita el trasplante, había pasado su infancia en la misma casa que Rosa y la cuidó hasta que falleció.
La familia de Rosa crió a Angela porque venía de una familia del interior con muchos problemas económicos. Las mujeres crearon un vínculo afectivo fuerte que se sostuvo cuando Sandra y su padre fueron detenidos.
Por Jimena Granados
