Arrancó pisando fuerte esta nueva versión alternativa del albo en campo enemigo. De a poco, empezaba a borrar la película de la derrota en su propia cancha ante Talleres de Córdoba y volvió a rememorar su tradicional protagonismo con fútbol y toques. Con un Matías Ceballos que no se olvidó de jugar y manejar los tiempos, pese a su incómodo parate de casi un mes, con Pablo Rodríguez y Osvaldo Young haciendo el trabajo sucio para raspar y recuperar pelotas y con un Matías Guglielmi hipermotivado con su debut absoluto en primera, Gimnasia intentaba adueñarse de la pelota y del partido, pero el vértigo de un rival obligado y la practicidad de sus jugadores avezados eran armas punzantes en cada contra.
En el complemento, Francia, el jugador distinto, avisó con un globo casi perfecto que pinchó con grandes reflejos Perelman, pero un minuto más tarde el mismo 10 ensayó una jugada perfecta que durmió en la red. Era el 1 a 0 no tan merecido hasta entonces que obligaba al albo a reaccionar y que empezaba a pasarla mal. El Tano Riggio se olvidó del clásico de pasado mañana y mandó a la cancha a su refresco de oro, Ivo Chaves. Tras un buen primer tiempo, la estantería alba se desplomó, más aún con el segundo gol, que llegó por obra de García y que empujó en la red Barrionuevo. Gimnasia hizo lo que pudo y cayó de pie, pese a las imprecisiones y a la falta de reacción en los últimos minutos y al gol de Juan Zárate, para marcar el descuento.
