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12 jul 2013

JOENES DISCAPACITADOS FUERON A UN BOLICHE POR PRIMERA VEZ

Unos 80 jóvenes con retraso mental leve y moderado de un centro terapéutico céntrico disfrutaron de una matiné en Salón Vip. Para muchos de ellos fue la primera salida a una disco.
Al ritmo de un enganchado ochentoso, Erica no paraba de moverse en el centro de la pista del boliche Salón Vip. Disfrutaba de lo que más le gusta: la música. Con gestos y una enorme sonrisa dibujada en su rostro a cada rato miraba la pantalla gigante, señalaba a sus amigos los efectos de las luces o gritaba cuando ponían su tema preferido. La joven de 37 años tiene un retraso mental y, como ella, unos 80 chicos acompañados de sus familiares disfrutaron ayer de una matinée, para muchos la primera.

Cecilia, tía de Erica, ni bien entró al boliche recordó: “La última vez que entré aquí fue cuando tenía 25 años”. Ahora tiene 63. Contó que no la deja a su sobrina ni a sol ni a sombra.

Natalia Tejerina, directora del Centro Educativo Terapéutico Creciendo, comentó que la idea de la salida surgió de los mismos chicos. Enseguida se pusieron en campaña. Consultaron la posibilidad a los dueños de la discoteca y listo. “El objetivo es incluirlos y que vivan una experiencia que quizá nunca han vivido”, dijo la directiva.

El Centro Educativo Creciendo funciona en calle España 820. Desde hace 10 años ofrece apoyo escolar (de acuerdo a las adecuaciones que se realizan en cada escuela) a niños, adolescentes y jóvenes con discapacidad mental leve o moderada. También tienen talleres de panadería, folclore y distintas manualidades.

El plantel profesional está conformado por una fonoaudióloga, la psicóloga, psicomotricista, dos profesores de educación física y dos talleristas.

En la actualidad, la entidad tiene 85 alumnos, la gran mayoría chicos integrados a las escuelas convencionales.

Cintia Valdiviezo, es una de las maestras de las 12 salas. Es psicopedagoga y atiende a un grupo de siete niños, de los cuales cuatro están integrados en la educación común.

La docente contó además que a los chicos se les enseña aspectos relacionados con la higiene, la sociabilización, el respecto y los valores. “Los ayudamos para que se integren a la sociedad y así mejoren su calidad de vida”, destacó.

Reynaldo Rusky, gerente del boliche Salón Vip, se mostró muy atento y bailó con los chicos y docentes. En un momento hasta tomó el micrófono y animó la fiesta. Aparte de la entrada gratis y de tener el boliche sólo para ellos, los chicos pudieron disfrutar de un catering y de bebidas.

“Nosotros le abrimos la puerta, le damos el lugar que corresponde y le mostramos la realidad para que se sientan presentes”, dijo Rusky.

Más testimonios

Una joven repartía pulseras y vinchas fluorescentes. Mientras bailaba, Tony, que tiene síndrome de down, la recibió y se la puso. Se la mostraba contento a su compañera de baile.

Margot, su mamá, lo observaba. “Mi hijo se emociona con la gente, ya tiene 28 años y le gusta bailar y no se cansa. Yo lo llevo porque es terapéutico para todos las personas con capacidades especiales”, señaló.

A un costado de la pista, estaba sentado José, de 81 años. Había ido con su hija llevando a Benjamín, de tan solo cinco añitos de vida. El niño anduvo de brazo en brazo y también se animó a bailar.

El abuelo confesó que no sabía que iría a un boliche, pero disfrutó viendo a su nieto sonreír.

“Afortunadamente la sociedad está más abierta a lo que es discapacidad. Se va concientizando y un ejemplo claro es este”, dijo la directora de “Creciendo”.

Por Natalia Meja

Fuente: Diario El Tribuno

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