Contó que cuando recibió el llamado telefónico desde la institución, inmediatamente se dirigió al lugar con su par, la señora Lucrecia Prieto. Las supervisoras pudieron ver las armas que estaban en el interior de la mochila del niño y dieron aviso a la policía. Al llegar, los uniformados constataron que la pistola estaba descargada, tratándose de un arma 9mm, redactándose luego el acta de secuestro.
Al preguntarle al niño sobre el origen del arma de fuego y el cuchillo, éste respondió en primera instancia que la había comprado, pero minutos después cambió la versión afirmando que los había encontrado en la cancha del Barrio Caballito, donde vive.
Tras recabar los primeros datos, se informó al Ministerio de Educación sobre lo ocurrido y se pidió ayuda al Gabinete Psicopedagógico para la contención del niño, la familia y los compañeros de la escuela.
Según manifestó la supervisora, el niño vive con su madre, quien trabaja de "pasadora" en la frontera, lo que la obliga a estar gran parte del día fuera de su domicilio. Al contarle lo sucedido, ella expresó desconocer la tenencia de las armas por parte de su hijo.
Tanto ella como la docente del menor, contaron que fue sorpresivo el hallazgo, dado que nunca se ha visto alguna conducta agresiva o violenta en el chico.
Si bien cabe la posibilidad de que se trate de una mera travesura, la supervisora aclaró que se seguirán los lineamientos que indique el gabinete psicopedagógico y se tratará la situación como corresponde por la gravedad de lo ocurrido.
