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18 ene 2013

CON FINAL ABIERTO


Gimnasia y Tiro y Juventud Antoniana igualaron en un tanto en el segundo encuentro del triangular de verano en el Martearena.
El segundo clásico salteño del triangular salteño no escapó al ritmo parsimonioso y al tedio de todo partido de pretemporada, con las imprecisiones lógicas que impiden sentar parámetros rígidos y absolutos en cuanto a la evaluación futbolística de uno u otro equipo de cara al debut por los puntos en la reanudación del Argentino A, el 26 de enero.
Sin embargo, en ese contexto errático fue Gimnasia el que exhibió pinceladas de un mejor circuito futbolístico con relación a su rival durante todo el partido, más allá de algunas desaveniencias defensivas.
Pero fue Juventud el que le hizo temblar la estantería al líder del Argentino A, primero avisando luego de una interesante jugada colectiva entre Acosta y Prieto, los dos refuerzos que llegaron para cambiarle la fisonomía futbolística al equipo de Iván Delfino.
Tras el oportuno aviso, un resquemor de la última línea millonaria y un córner a favor del antoniano desembocaron en la apertura del marcador para Juventud. Luego de un remolino de piernas, fue Maxi Aybar el que mandó el balón a la red sin titubear, a los 18' de la primera etapa.
Tras el gol antoniano fue el equipo del Tano Riggio el que adelantó sus líneas y sus laterales en el campo contrario en búsqueda de un empate que no llegó por la recurrente falta de puntería de sus atacantes.
En el complemento, luego de dos cabezazos con destinos de red, de Agudiak y Villarreal, llegó el empate largamente merecido tras una excelente maniobra colectiva entre Mambrú y Ceballos, que Agudiak coronó con una impecable definición. El Toro la rompía y levantaba a Gimnasia con la merecida igualdad.

Tras el gol, ya pasada la media hora de juego, Juan Zárate fusiló a Dei Rossi, que seguía luciéndose y atorándole el triunfo a Gimnasia. Y sobre el final fue el santo el que casi se lleva el premio mayor. Pero fue 1 a 1 y el final quedó abierto.
 Respondieron a medias
Alrededor de 2.000 almas le dieron calor y calor a una apática noche de verano en el Martearena. Precisamente, el éxito en las taquillas no fue la tendencia predominante en el 2012 en cuanto a clásicos se refiere, y los dirigentes salteños esperan que la media de espectadores se incremente en el 2013. El segundo clásico no oficial del año no fue la excepción, sin embargo, los hinchas del albo y el santo animaron en las tribunas.
La particularidad del clásico fue el debut absoluto en primera de Wilson Marín, hijo del recordado Nelson, gloria del santo en la década del 90. 

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