Junto a otros integrantes del conjunto nacional, salvo el arquero Sergio Romero, el crack rosarino arribó bajo extremas medidas de seguridad, cerca de las 22, hora local (16 de Argentina).
En el lujoso Hotel Ritz-Carlton, los futbolistas esquivaron el lobby, donde se habían reunido cerca de 60 personas e ingresaron por una puerta lateral para subir inmediatamente al noveno piso.
Sin embargo, en un momento dado, y cuando la gente intentaba abalanzarse sobre Messi para demostrarle afecto, el astro del Barcelona vivió un instante de incomodidad: el fusil de uno de los agentes de seguridad viró con el caño apuntando a la cara del rosarino, lo que originó una mueca de sorpresa de parte del goleador y cuya imagen dio vuelta al mundo. De todos, no pasó más que eso y la calma se reanudó de inmediato.
Por otra parte, Messi recibió un “mimo” por parte de la dirigencia del fútbol argentino; Germán Lerche, le hizo entrega de una camiseta celeste y blanca con el número 10 y con la inscripción Thiago, en honor a su hijo recientemente nacido.
En el noveno piso del lujoso hotel, los jugadores se reunieron con el cuerpo técnico de Alejandro Sabella.

