Clarín habla de un caso confuso con tres versiones diferentes.
Una empresaria mexicana de 30 años, quien lleva adelante desde noviembre un emprendimiento vitivinícola en Cafayate, distante 185 kilómetros al sur de la capital salteña, denunció en la comisaría local que un hombre la quiso violar en el baño de un pub ubicado frente a la plaza principal del pueblo.
El sospechoso es un empresario oriundo de Rufino, Santa Fe, de 31 años, que tiene un hostal en la zona y fue detenido. El hombre se negó a declarar ayer ante el juez de Instrucción Formal de 3° Nominación, Pablo Farah.
Este hecho se suma a los abusos denunciados este año por dos turistas de Estados Unidos y Japón, y otras dos francesas, que motivaron la renuncia de Maximiliano Troyano, ex ministro de Seguridad, quien le endilgó a las víctimas la responsabilidad de los ataques que sufrieron.
Tres versiones
Según la denuncia, sucedió en la madrugada del domingo cuando tres mujeres solas llegaron al pub antes de la medianoche del sábado. El esposo de la empresaria mexicana se había quedado a descansar en su habitación de un hotel boutique cafayateño.
Al lugar también llegó el acusado con unos amigos, muy conocido en la noche local.
La primera de las versiones da cuenta de que ni bien sucedió la supuesta agresión sexual, la empresaria mexicana se dirigió con sus amigas a la comisaría y denunció que un desconocido intentó violarla. Que logró zafar del ataque pidiendo ayuda a los gritos a sus compañeras que estaban esperándola en la mesa.
La Policía de Salta, en un comunicado de prensa, informó que la supuesta víctima “se encontraba en un bar tomando algunos tragos con dos amigas” y “al dirigirse a los sanitarios fue abordada por un hombre, quien la habría tomado por la fuerza de los brazos y se habría bajado los pantalones”.
El médico legal de la Policía diagnosticó que la empresaria presentaba como única lesión una “contusión en antebrazo izquierdo de reciente data”.
La tercera versión señala que el hombre comenzó a seducir con miradas y gestos amables a la empresaria, sin que ella se molestara” y que luego fueron juntos al baño. Cómo se demoraba en volver, una de las amigas fue a buscarla y golpeó la puerta, pero ella le habría dicho: “No estoy sola”.
Por Jesús Rodríguez

